domingo, 25 de diciembre de 2011

Teo feel - Orfani de Dumnezeu


...huérfanos de ti... y nuestro corazón no descansará hasta habitar en Ti.
Porque es dura la calle... y hoy hay muchos en ella que no habrán nacido. Muchos establos esperan que allí nazca la Vida, pero no están donde esperamos. 
A los muchos nacidos y renacidos cada día, en el establo de las calles, que han aprendido a ser comida para los demás, a ser hermanos. A los que siguen esperando la posibilidad de esa estrella que brille en su camino. A los que tienen ojos para verla a pesar de la oscuridad de la noche y la confusión de tantas luces. 
Y especialmente a las pequeñas y grandes vidas que siguen renaciendo, a pesar de todo, en las calles que dejé atrás...


Le debo a un amigo rumano la traducción de la canción que suena aquí. Su título: huérfanos de Dios. Algo me hizo sentir que al nacer uno de nosotros, Jesús se quedó huérfano de su Padre. Y pensé que volvería a él desde aquel otro pesebre del sepulcro. Conozco a tantos que se me hace todavía más cercano... Iacob me ha hecho la traducción. Hay alegría en sus ojos, aunque también haya habido lágrimas... Es un homenaje a todos los que renacen cada día, como tú también, Iacob.


Los hermanos se enfadan,

Los padres no se entienden,
¡Quedan sólo lágrimas!
En los ojos de los niños,
El viento sopla ligero,
Parece preguntarnos:
¿Somos huérfanos de Dios?

¿Dónde está el amor de otrora?
¿Dónde está la paz que Jesús dejó?
¡Dónde está el amor de otrora!
El Señor nos llama a ser tiernos de nuevo.

Las guerras no se acaban,
Las personas se odian cada día más,
Y hay de nuevo lágrimas,
En los ojos de la mayoría!
El viento sopla ligero,
Parece preguntarnos siempre:
¿Somos huérfanos de Dios?

¿Dónde está el amor de otrora?
¿Dónde está la paz que Jesús dejó?
¡Dónde está el amor de otrora!
El Señor nos llama a ser tiernos de nuevo.

Danos el amor de otrora,
Danos hoy la paz que Jesús dejó,
Señor, danos el amor de otrora,
Queremos vivir hoy como Jesús.



jueves, 22 de diciembre de 2011

Navidad

Suenas bien, una voz suave... "brisa tenue" dice un amigo. Eres una Palabra "mágica", majestuosa y tierna a un tiempo. Pocas lo consiguen. Quizás porque lo que dices no lo dijo jamás otra palabra ni se dirá otra que pueda decir lo que tú has dicho. Hablas de noche pero te revistes de día. Eres, sí, la única palabra que puede decirlo: Tú, el sol a medianoche. Te llamas, te dices y nos dices, y nos llamas: Navidad. No hay otra que concentre en sí tanto deseo de bien y ternura, de paz y eso Nuevo que puede mantener encendida la esperanza. Yo te creo porque sé de tu fidelidad desde el primer día del mundo, te creo porque en mí mismo te haces cuando te dices, aunque no me dé cuenta. Tu pequeñez, tu humildad, tu música callada, te hacen Poderosa, la semilla indestructible, la bendición que une en lo mismo lo humano y lo divino...
No es sólo Felicidad lo que nace cuando te escriben, es Vida, una plenitud que extasía lo que somos, y nos abre a lo nuevo y nos llena... No puede haber nada más contenido en nuestro deseo.
Para mí y para vosotros, Eduardo

Todo en ella fue Consentimiento...

La vida es más un consentimiento 
que una elección. 
La única libertad del hombre,
es la de tener la vela 
tendida o caída.
El viento no es nuestro.
(Abbé Pierre)

Un niño y una Madre...

Silencio y frío,
te envolvieron en la oscuridad de la noche,
y confundidos, te arroparon.
Uno más, un destino que se apaga, se dijeron.
Y quisieron matar el tiempo, la Historia,
entre cartones y cajeros, en la distancia de cuerpos hambrientos.
Silencio, frío, callado abandono, grises sin tono en el horizonte...
Pero no hubo soledad, no. Porque una madre te acompañaba.
Madre como es la tierra, pues de su seno germinas,
retoño de primavera en todos los inviernos de la vida,
silenciosos y fríos.
Ojos que mendigan, lamentos de sed,
heridas aun sin restañar de la violencia,
y aquel destierro de almas perdidas.
Demasiados inviernos.
Pero Tú, como si fuese posible,
te haces camino, sin detenerte…
Como el agua que encuentra siempre una grieta,
como el Sol que ha de cubrir el firmamento.
Grieta-tierra de Madre,
Pecho y labios, regazo y manos,
canal y horizonte por donde te has entrañado
condenando para siempre el invierno,
todos los inviernos del hombre silencioso y frío.
Hoy eres Palabra, que ahora lo llena todo,
ya no hay silencio,
y eres abrazo cálido de niño,
en la noche que se vuelve día,
ante la queda mirada del sorprendido hastío
que nada puede, vacío alrededor de bastidores.

 Dímelo, tan sólo al oído,
¿Cuál es tu secreto?
Raíz que proteges la savia del mundo,
un solo abrazo y contienes los vientos
y las estaciones,
y nadie que palpite vida puede seguir escondido.
Es toda la Ternura, un hijo y la Madre,
y todos los inviernos.
Y una única voz que grita porque has vencido
como el Amor vence
cuando se entrega a la muerte, para dar Vida.
Ya no hay silencio, no hay frío,
Sólo agua y luz de Ternura Infinita,
esperando la grieta, preparando la tierra,
que en mi noche se abre al día que no termina.
Ternura, sólo Ternura,
pequeñez de todas las victorias que perduran,
indigencia,
humildad del amor y una gruta,
mientras la luz de una estrella
ya todo lo ilumina.
Eduardo (Adviento 2011)