A quienes se dicen poderosos pero en verdad no pueden...
Porque sólo Tú tienes el Poder que importa.
Mc 2,1-12
Me has hablado otra vez, al corazón, y ahora tiemblo. Porque confundo tus manos y las quisiera donde Tú no llegas, en las quimeras de mis disfraces que una y otra vez se desvanecen, y vuelve mi desnudez ante tus ojos. Y dices y tocas, y yo tiemblo...
Hoy me dices que tu Casa es casa de pocos, que la multitud me cierra el paso y tengo que volar si andar no puedo. Ser muchos no es para ti una ventaja... porque muchos no dejan la puerta abierta.
Y me hablas, persistir, no abandonarme. Que esta es fe que Tú ya no escudriñas porque todos pueden conocerla.
Y así, sin arredrarme, abrir tu techo y suspenderme. Que Tú puedas en el mío entrarte. Que entrar en tu casa es fe callada, y dejarte sanar toda mi vida es poseerte. Que es mi libertad que nace nueva, que curar es para ti romper las ataduras...
Y me adviertes que llorar el sol tal vez me impide ver tus estrellas... que la ley se mece como hoja del árbol del amor y la ternura, del bosque inmenso de la misericordia.
Hoy me llamas a blasfemar... atribuirme tu Poder de amor ilimitado... y si el que blasfema ha de morir, a vivir amando para dar la Vida.
Me has buscado de nuevo,donde se prenden los rayos.
ResponderEliminarSoy yo,
la que construía juegos en tu luz,
la que en ella se fundió,
en tu amor ...inmenso.
A mi lado te he sentido,
paralelo, sin soltarme.
En un mar infinito me has volcado
y navego,
funambulista en los brillos de tu amor,
aprendiendo y enseñando
que no existen fronteras,
ni límites,
sólo un camino,
tú.