lunes, 25 de junio de 2012

No dudes...


No dudes, 
no te hundas, pase lo que pase, 
estés dónde estés, seas quien seas, 
ocurra lo que ocurra...

Dios es el Amor, y amar es creer en ti mismo, en tus posibilidades, 
en ese arco tensado que espera disparar la flecha de tu vida 
hacia la plenitud de ti mismo, tu felicidad única y originaria.
No dudes, aférrate a tu arco, 
inagotable tensión que te lanza más allá de ti mismo, 
al océano infinito de la plenitud más tuya,

No dudes, jamás serás tan tú mismo como en este impulso, 
en este vértigo y abandono... 
es el olor a tierra el que nos hace olvidar que somos del viento.

No dudes, ni en la peor de las tormentas, 
pues has nacido para surcar los cielos, 
para sentir la vibración que te conduce, 
moldeando siempre tu deseo.
No dudes, que dudar es ya no ver el horizonte, 
es recortar tus alas, 
es esconder tu realidad ilimitada 
en los confines de la oscuridad y las cavernas de este mundo.
No dudes, eres Dios humanamente, 
nada más que confianza, 
que al entregarla te afirma y te bendice.

Has nacido para ser, volar y desprenderte,
para reírte de los riesgos, 
como el águila en su orgullo se hace grande
y se aleja, siempre más,
con el vuelo que nadie alcanza.

Eres la punta del Deseo, 
del Divino Amor que busca liberar de todas las cadenas...

Eres infinitamente deseado, más allá de ti y en todo lo que eres,
una puerta, un camino, un soplo de vida...


A ti, que buscas en los surcos de la historia
semillas de sentido,
si te has perdido,
si no ves,
si han puesto vendas en tus ojos...
estas palabras...

(Fotografías de Snow and Ashes)



Angela...

De amor...

Tres silencios,
tres increíbles caminos,
tres engarzadas piedras preciosas,
tres movimientos del alma, del corazón y de la vida...




Acogida...
brazos abiertos y manos de ternura,
corazón de heridas abiertas, y miedo a los bálsamos,
a las suturas...
permanente decirte: entra, ven, haz en mí tu morada.
Humildad de todos los silencios y de las miradas,
Te amo, dicen, aunque están callados.
Y no hay puertas, por fin,
no hay tampoco distancias ni son sueños,
tan sólo presencias.


Reconocimiento...
pues te conozco allí donde tú no llegas,
suave y amable diferencia,
raíz que te hace genuino y apasionadamente me enamora.
Eres Tú, Tú eres...
Contornos definidos, infinita posibilidad amada,
fuente inagotable, humana caricia.


Don...
y juntos creamos, Donación del origen,
la Historia del Cielo Nuevo y la Tierra Nueva,
y juntos Amamos los caminos de todos los hombres,
la infinita plenitud que has diseñado
en la entraña misma de la tierra,
en cada corazón humano...


Tú, Yo, Nosotros... somos... Infinita Posibilidad de Ser Amados

Gracias, Angela




sábado, 2 de junio de 2012

Tres...

... no estaban completos


Elevado, herido, abierto... Amor: Padre, Hijo, Espíritu


Descubrirte sólo subiendo, al alto del monte, donde la luz se expande... Elevado Amor
y hacer nacer lo posible, la plenitud sembrada, en el cuerpo herido haciendo tuya la herida... Herido Amor
y, fuerza centrífuga, abandonarse, caminos del viento y del fuego, hacia más allá de los confines... Abierto Amor


Hasta que cada uno te completemos, Amor,
porque después del Tres, Él espera... 


Posibilidad escondida en la herida,
en tanto nuestro inacabado,
es su condición, su misma seducción y su deriva...
Y Tú, Amor, la hiciste tuya.


Y nació la plenitud, sigue naciendo,
se extiende más allá, siempre más lejos,
despertando el dormido amor en cada vida...
Y así, beso de Viento y Fuego, nos alcanzas.


Temblor del cuerpo, que no es tierra sino cielo, 
porque es segmento de tu sangre creadora,
transfigurada luz en las entrañas...
Yo estaré con vosotros hasta que se consuman los Tiempos.

Elevado, Herido, Abierto... Amor
Siempre Camino.
Mt 28,16-20



Domingo de la Trinidad


Creación...


De cielo y barro...

Preparó un espacio propicio. Amplio. Sin distracciones.
Para concentrarse absolutamente.
Todo su ser presente, disponible, para ese encuentro.
Cerró sus ojos. Inspiró.
Dejó que el viento lo llenase y despertase sus múltiples, infinitas facetas.
Entibió sus manos para ponerse a punto, calentó los dedos con su aliento.
Se arremangó, mayor comodidad, los brazos también en tarea.
No alcanza con las manos para un encuentro genuino;
necesitamos mayor roce, más exposición, 
mayor superficie de lo que somos puesta en juego.
Hundió los dedos en la arcilla.
Tomó una porción; midió con cuidado, observó que fuese la cantidad necesaria.
Disfrutó de sentir su peso acurrucado en la palma.
Palpó su frescura, gozó de su rugosidad abierta a la caricia.
Mirando la masa sin forma, disparó su sueño.
Imaginó mil posibilidades hasta dar con esta, la única, la precisa...
Volvió a inspirar profundamente y metió las manos, sin prudencia alguna.






































Unió y separó, estiró al límite de largura. 
Presionó. Ahuecó, abrió y cerró.
Inventó un dibujo peculiar para cada órgano, cada arteria,
dónde se ensancha, dónde gira, 
qué forma toma la articulación de cada hueso.
Cosió una por una las vértebras, entrelazó los vasos, 
acomodó célula con célula.
Probó con sutileza el engarce de un tubo con el otro,
procuró que cada uno tuviese la luz precisa
para que los fluidos lo recorrieran en esa intensidad peculiar.
Diseñó uno a uno cada detalle.
Eligió con ternura dónde agregar y dónde quitar sustancia.
Te puso esa voz que te pronuncia, esa sed de abrazos, 
esa luz tan tuya en la mirada.
Te agregó esa fragilidad justo ahí, ese especial punto vulnerable, 
ese modo de procesar el dolor...
Te hizo tan 'tú' mismo,
tan extrañamente único,
tan profundamente humano. 
Te amasó delicadamente, su tacto suavizó tus asperezas...
y dejó algunas allí para que busques otros dedos que te pulan...
Cada pincelada de quien eres, es regalo de su amor ineludible.
Su marca quedó impresa en cada milímetro de tu piel, de tu alma...


Sandra Hojman