jueves, 27 de septiembre de 2012

Me llevaré tu rosa...

Me llevaré la Rosa...
siempre conmigo,
deshojaré sus pétalos infinitamente,
hasta que no haya 
más quehacer en mi vida...
Reviviré el presente 
que me ha sellado
y los instantes que hirieron 
con sus espinas
y de dolor me maceraron...

Recrearé mis ojos, 
en esa suavidad, en su caricia,
y dejaré que el rojo carmesí
inunde mi vista,
me abismaré en su sangre,
en ese vértigo d
de pasión y libertades,
te llevaré clavada,
si es preciso,
en el mar sin fondo 
de mi alma.

Y volaré contigo,
las altas cimas del deseo,
y surcaré los vientos,
y todo bañaré de tu presencia,
de la infinita belleza
que aprisionas. 

Porque tú me sedujiste,
arrobaste este corazón que ahora gime,
y late de ternura y desconsuelo.Por eso en tu perfume 
exhalaré mi vida, 
seré lo que tú harás de mis despojos,
cuando luchar no valga ya la pena.

Pero hasta entonces,
hasta el último aliento será tuyo,
desharé en olas de vida cada una de mis células,
y la sangre de mi amor regará el tiempo,
y eternos seremos,
tú, yo, nosotros...

Porque eres mi rosa...


"Adiós – dijo el zorro. – Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
- Lo esencial es invisible a los ojos – repitió el principito a fin de recordarlo.
- Es el tiempo que has perdido en tu rosa lo que hace a tu rosa tan importante.
- Es el tiempo que he perdido en mi rosa... – dijo el principito a fin de recordarlo.
- Los hombres han olvidado esta verdad – dijo el zorro. – Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...
- Soy responsable de mi rosa... - repitió el principito a fin de recordarlo."




miércoles, 26 de septiembre de 2012

Posos...

...del café intenso, compartido, con aroma que llena las estancias y perdura, negro como la hondura, especiado para que todos saboreen la magia del encuentro y la presencia...
A miles de kilómetros puedo oler el intenso aroma de los cafetales, llenos de la historia de mi vida: cuando el olor, al paso, se volvía un espectáculo. Mi olfato tiene memoria, recuerdo, lo que ha pasado pervive...
He mirado los posos de mis cafés, y he visto: lo que se ha quedado en mí y permanece, y hace latir mi corazón a un nuevo ritmo. Lo que siempre me digo: "En el instante te juegas la eternidad misma", eternidad que se dilata, con cada uno, con cada vida, con cada anhelo compartido...



He visto...
Volantes mecidos por el viento, y una pandereta, la danza que desafía el largo desierto
y fuego en el hogar, matices cálidos que la proximidad alientan.

Semillas que brotan, al sol y al agua, al manto de la confianza, y desparraman vida.
Semillas y piedras antiguas y nuevas... remansos de familia, miradas, confidentes y claras, y palabras, risas y compañía... lámparas que alumbran ahora después de tiempos apagadas. 
Y Lazos, del corazón, del alma, del cuerpo: en el pan y el vino de la mesa. 
Y al silencio que medita y la ingenuidad que acoge.
Y al corazón en su pureza...

He visto... Un río y tres soles, agua que susurra y luz que se hace intensa, poco a poco... A veces un río que vuela, y su azul verdea y en el atardecer enrojece... o brilla de luciérnagas de día... pero siempre fluye.

Y libros, cuántos libros, empezados pero no terminados, historias llenas de deseos, ojos que imploran, oídos atentos a la voz que confirma, verdad que se entreteje en tapices de hermosura infinita. Algunos, ya preparados, saben que cubrirán el cielo de colores y completarán su belleza. Otros, más jóvenes, ya tejen de esperanza la historia, mientras se transforma el mundo, y el cielo es nuevo y la tierra es nueva...

He visto...
El águila surcar los cielos, hasta perderse de vista, y de nuevo sentir en mi rostro el aleteo, la libertad que ya no puede atarse.
Y el Pan, el sabor y la textura, las palabras que lo amasan y reparten, y la misteriosa comunión nos aúna. 
Y en el camino, las posadas, los amigos, el consentir que crea y nos anima, que importa el paso y no la cima.

He visto...
Los hilos del dolor también en los tapices, que no hay belleza sin la hebra de la muerte, del rechazo, de la herida, sin a veces la estridencia de matices. He visto amor apasionado que padece...
Que la Vida, ella se vive, porque es aún sin nosotros.

Y he visto...
hijos, hermanos, amigos... demasiado lejos para seguirlos, demasiado cerca para entenderlos: promesas, eternas expectativas... Sólo en amar ya mi ejercicio...

y la fidelidad, y la ternura, y el beso del afecto ya sin condiciones...
Multitud de rostros, de nombres... mi tesoro, mi eucaristía, mi pan, mi vino...

Posos de mi café, posos del alma, posos de vida
Que ya no soy aquel que era, soy más amor, más todavía...

A todos los que habéis sido posos en mi vida en este año bendecido...