sábado, 7 de abril de 2012

Esperanza...




Creer en el Resucitado es resistirnos a aceptar que nuestra vida es solo un pequeño paréntesis entre dos inmensos vacíos. 
Apoyándonos en Jesús resucitado por Dios, intuimos, deseamos y creemos que Dios está conduciendo hacia su verdadera plenitud el anhelo de vida, de justicia y de paz que se encierra en el corazón de la Humanidad y en la creación entera.
Creer en el Resucitado es rebelarnos con todas nuestras fuerzas a que esa inmensa mayoría de hombres, mujeres y niños, que solo han conocido en esta vida miseria, humillación y sufrimientos, queden olvidados para siempre. 
Creer en el Resucitado es confiar en una vida donde ya no habrá pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar. Por fin podremos ver a los que vienen en pateras llegar a su verdadera patria.
Creer en el Resucitado es acercarnos con esperanza a tantas personas sin salud, enfermos crónicos, discapacitados físicos y psíquicos, personas hundidas en la depresión, cansadas de vivir y de luchar. Un día conocerán lo que es vivir con paz y salud total. Escucharán las palabras del Padre: "Entra para siempre en el gozo de tu Señor". 
Creer en el Resucitado es no resignarnos a que Dios sea para siempre un "Dios oculto" del que no podamos conocer su mirada, su ternura y sus abrazos. Lo encontraremos encarnado para siempre gloriosamente en Jesús.
Creer en el Resucitado es confiar en que nuestros esfuerzos por un mundo más humano y dichoso no se perderán en el vacío. Un día feliz, los últimos serán los primeros y las prostitutas nos precederán en el Reino.
Creer en el Resucitado es saber que todo lo que aquí ha quedado a medias, lo que no ha podido ser, lo que hemos estropeado con nuestra torpeza o nuestro pecado, todo alcanzará en Dios su plenitud. Nada se perderá de lo que hemos vivido con amor o a lo que hemos renunciado por amor.
Creer en el Resucitado es esperar que las horas alegres y las experiencias amargas, las "huellas" que hemos dejado en las personas y en las cosas, lo que hemos construido o hemos disfrutado generosamente, quedará transfigurado. Ya no conoceremos la amistad que termina, la fiesta que se acaba ni la despedida que entristece. Dios será todo en todos.
Creer en el Resucitado es creer que un día escucharemos estas increíbles palabras que el libro del Apocalipsis pone en boca de Dios: "Yo soy el origen y el final de todo. Al que tenga sed, yo le daré gratis del manantial del agua de la vida". Ya no habrá muerte ni habrá llanto, no habrá gritos ni fatigas porque todo eso habrá pasado.

José Antonio Pagola, Domingo de Resurrección, 8 de Abril de 2012





4 comentarios:

  1. Ójala pudiera expresar
    el amor que siento al miraros,
    me haceis sentir eterna...
    Expandida en mi interior
    tu humildad me deshace,
    sencillez de tu palabra...
    Traspasas ojos,
    suavizas rasgos, poderosas montañas.
    En la Vida te has volcado,
    mis lágrimas sólo bañan tu mirada.
    Tus manos son senderos,
    universos profundos,
    abismos de gracia...
    Para sanar mi olivo
    abres de nuevo mi llaga
    ¿Hasta donde me llevas? ¿Así sellas mi alma?
    Susurras corazones en calma,
    tu soplo enraiza laderas,
    surcas cascadas...
    Meces flexibles juncos de amor
    que unen brazos, sonrisas, moradas...
    Por Tí florecen estos campos,
    girasoles, amapolas, lilas, verdes ramas...
    Almendros y avellanos
    hoy cantan tu plegaria,
    los cerezos blancas flores nos regalan.
    Libres de cargas,
    esta lluvia
    en tu Vida nos llama.
    Mis labios, mi ser
    sólo canta tu Esperanza.

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  2. Me seducen tus palabras calladas,
    los pensamientos que te guardas
    y las caricias que tus manos no alcanzan...
    pues, los lenguajes silenciosos,
    poseen reflexiones sosegadas,
    una calma,
    que traslada tu verdad a mi alma,
    y esta, sensible,
    deseando tu mirada,
    sólo puede expresar
    la alegría que se esconde
    en cada morada...

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  3. En fin, que no lo puedo evitar, que me sale lo del rimar,
    y aunque este canto sólo quiera alentar, pajarillos me vienen a rondar...

    Creo que es porque se acerca el tiempo de la vida, los aromas y el brote,
    y en mi interior, Amor con más fuerza me acoge,
    pues también me envuelve en la noche, su silencio y su toque...

    Cascadas melodiosas adelantan la Esperanza,
    esa flor, la más hermosa,
    flor sin galas.
    Sus ropajes serán la sencillez, la exuberancia...
    Ya ves, contrastes,
    aunque siempre dulces, dulces fragancias...

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  4. Y así,
    Alianzas,
    Delicadas Promesas,
    Mi Trébol de cuatro piezas:
    ojos,
    manos,
    voz,
    y aire...
    mi Piel Deshecha.

    Sigilosa,
    afrutada,
    mi tierra...

    Pequeña,
    luz,
    que se deja...

    Compasión y Piedad,
    hermanas,
    de la mano,
    Pareja...

    Acuoso jugo,
    desmedida Ternura,
    Pasión,
    Encauce de Hierba...

    Deseas,
    Deseo,
    Flores,
    Agua,
    en la Miseria...


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