sábado, 7 de enero de 2012

Agua

Agua, Espíritu, Amor... inevitable camino (Mc 1,7-11)
Algo sucede y sólo el murmullo del agua y un hombre que se siente pequeño, son testigos. Los que quieren ver no ven. Sólo el sentirse pequeño disipa la vista. No es pequeño Juan, es grande; pero el que ha venido es mayor que él, es Enorme. 


No importa si yo no tengo nada, no importa si nada puedo, no importa si soy pobre y pequeño, sólo importa que Él lo tenga todo, lo sea todo, lo pueda todo...
¡Cuánto no debería rasgarse en nuestra vida para dejar al Espíritu crear de nuevo! 
ahí, por las fisuras, puede entrar Aquel al que nada retiene. 
Soy como el cielo que se rasga, envuelvo el misterio de tus dones, 
Tú te sumerges en el agua del Amor y todo lo haces nuevo. 
Yo, sin pretenderlo, me siento arrastrado por tu corriente y, sin embargo, me quedo. 
Pero ya no soy yo, el agua me ha engendrado de nuevo. 
Y el Cielo hace nueva la Tierra.
Una incontenible pasión, un arrebato, temblor que me sacude, éxtasis de Tu Presencia
y, como un mendigo, te sigo necesitando.
Pero ahora todo me confirma y me conforta... 
y sé que Tú has venido.
Eduardo

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