lunes, 17 de diciembre de 2012

Pequeño...


He mirado a lo lejos
y brillabas incandescente,
poderosa luz
sin sombras ni temores.
He mirado a mis pies,
y la tierra roja
me transmitía el latido
de tu misma esencia.
He mirado atrás,
a la gruta de los comienzos,
al humilde silencio,
a la brisa suave,
a la llama de la vela,
cuando todo vino a ser
y en tu Palabra se hacía…


Y he visto derramada
la verdad que contienes,
y alcanzarme
el beso de aquel día.

De polvoriento camino,
de pasos que no acaban,
grutas olvidadas
y cruces desnudas,
miradas que siguen destellando
el fulgor de la tuya,
de estrellas concentrada.
Así te busco, así Tú vienes…

El universo entero te siente,
eres su paso,
contornas los tiempos,
y llegas,
y la tierra humilde te acoge.
Mientras la lluvia cae,
resuenan tus risas,
todo crece a tu aviso,
y de amor se estremece.



Cantan todos los gallos,
la oración del primer día:
Viene! Salid a recibirlo
De polvoriento camino,
Abrazado, colmas los caminos,
invades,
traes el aceite y la luz,
traes la danza.
Tú eres el vino…
y ebrio de ti el mundo se extasía.

Te tengo entre mis manos,
pobre y necesitado.
Pero Tú me llevas, enamorado.
Y camino a tu huella,
de tierna figura,
infinitos colores
y el perfume de todas las flores,
el sol y el cielo de estrellas plagado.

Y no vienes solo,
Madre es tu puerta,
y pobres que llenan la tierra,
de pan, tu promesa.
Desmesura de gracia,
con tanto amor tus vestiduras ciegan,
que hasta en el leño sueñas.



Hoy preparo mi casa,
de visiones apasionada,
hoy te espero
sediento de tu mirada.
Vuelves a saciarnos,
a llenar el cielo,
a la luz que impregna
cada esperanza…

He mirado y te he visto…
Pequeño,
En el silencio de mi alma.

Pemba, Navidad de 2012. Con el corazón agradecido, a todos los que sois Navidad en mi vida


1 comentario:

  1. Sobre un mundo malherido
    he venido a traer fuego,
    sobre la tierra sombría
    como un carbón de tormento.

    Y cuánto desearía
    que estuviera ya ardiendo.
    Mi corazón enardece
    ante el dolor de mi pueblo,
    llamarada de justicia
    que desciende desde el cielo.

    Llama y acción se consumen,
    un río de lava ardiendo,
    es Cristo que vive en mí,
    un compromiso que es fuego.
    ...........................
    ...........................

    Cómo dejar de quererlos
    si sonríen por la calle
    como Cristo verdadero,
    si se inflama como hoguera
    mi alma: llama, acción y fuego.


    " Fuego " Cristóbal Fones

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