“Distinto entre los hombres
como una flor o un astro,
arrancado al oscuro firmamento.
Esbelto junco florido en la quietud de un lago.
Su cabeza es hermosa.
Su mirada, enajenada y dulce,
se pierde en los cerrados horizontes.
Su voz, su cruda voz marina,
conmueve las entrañas
como un llanto.
-Porque la vida os doy con mis palabras,
y en este deshacerme a vuestras manos
va mi destino,
amaos los unos a los otros
cuando mi muerte os deje abandonados”
Victoriano Crémer (Caminos de mi sangre, 1947)
Después de ver
ResponderEliminarno puedo anhelar menos,
lo eterno en mi vida es lo que quiero.
Lo siento, lo respiro y lo deseo.
Al miraros a los ojos es lo que veo,
inmenso, ese ser,
repleto,
con sus ramas, sus hojas,
con sus brezos...
Vivido este mal vivir,
ResponderEliminarSe que ya no vivo
porque si vivo sin tu vivir
muerto vivo
Pido vivir en ti
y asi viviendo vivo
pudiendo morir en ti
habiendo vivido...
Padre, ¿qué me das?
ResponderEliminarTu música me lleva a crear...
Tus tres soles te verán,
sí,
su forma de mirar, libre,
ven la bondad...
Cada día en tu música y tus contrastes quieren más
...habrá más...
Sí, dejarse llevar,
mirar a los ojos, la vida que nos da,
hablar sin palabras, ellas sólo para cantar,
pues los colores enriquecen mi pensar,
cada uno con sus tonos, la alegría que da.
¿Qué me das?
lo sé, sin ataduras, sólo verdad...