miércoles, 21 de marzo de 2012

Sombras...

No quieres que mi izquierda sepa... qué hace mi derecha.

Pero mis sombras acechan...
esperan agazapadas, 
al pié de la puerta,
cuando entro y salgo
y sin querer confunden mis pasos.
No han llegado de mi,
son viejas raposas
que merodean la viña,
y no hay cepos que puedan prenderlas.
Les gusta la noche,
porque a mí me gustan las estrellas.
No sé cuándo han entrado,
no he abierto las puertas,
y, sorprendidas, juguetean
junto al fuego...
Brillan sus ojos vivos,
de llamas indecisas,
pero yo quiero las estrellas,
silenciosos atisbos del alba...



Transparente luz de la mañana...
que me esperas.

Yo quiero el silencio,
el murmullo del suave rocío
que mis células, cada una,
a cada estrella enlazan,
en la noche,
no importa,
que no podrán entregarme,
si a Ti ya estoy, pobremente, entregado.

Llevo conmigo la izquierda,
las sombras que me han hecho,
molduras de mil deseos...
vertiginosas esporas
y pacientes luciérnagas que buscan,
en la noche.
Pero es tiempo de luz que nace,
para no dejar que se entreguen
los días a sus noches.

Y yo espero,
mis ojos alzados,
que se callen los cantos,
que enmudezcan los juegos,
y, libre pueda
vivir arrebatado.




1 comentario:

  1. Así la ví,
    sus ojos eran sedientos
    buscaban expresión y acogimiento,
    pero se dejan enredar y enredar
    y los brillos que destellas,
    por torrentes posesivos se van...
    Divagar y divagar
    cuando en la experiencia
    fluye tu verdad.
    Situarse en la esencia
    permite comenzar...
    Es bueno aceptar sentimientos
    desplegar sentidos, pensamientos
    y mi fondo tocar...
    Sólo entonces
    puedo darte mil colores,
    melodías crear,
    trabajar de tu mano
    y en tus ojos, dibujar mi verdad...
    Ilumina mi camino
    ¡No quiero perderme!
    y si eso ocurriera,
    abre fuertemente mi interior,
    muéstrame tu pasión
    para poder acoger con amor,
    el sendero que me ofreces...

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